Creemos firmemente que los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC) abren una puerta fundamental para garantizar los derechos de las personas en situación de discapacidad, especialmente de los niños con parálisis cerebral. Como sociedad, y en especial como comunidad educativa, tenemos la responsabilidad de reconocer que la comunicación es una necesidad humana básica, y que no todas las personas se comunican de la misma forma. Gracias a los SAAC, muchos niños que antes eran silenciados por la falta de herramientas adecuadas ahora pueden expresar lo que sienten, lo que piensan, lo que desean, y eso cambia radicalmente su relación con el entorno (Ramírez Cuesta, A. P. 2012).
Nos preocupa profundamente que muchos de estos niños sigan excluidos del sistema educativo, confinados a sus hogares porque sus familias han perdido la esperanza o porque los docentes no han sido preparados para acogerlos y acompañarlos en su proceso de aprendizaje. No podemos seguir aceptando que la falta de preparación o de recursos sea una excusa para negar el acceso a una educación digna. Sabemos que cuando se implementan los SAAC de manera adecuada, adaptados a las características de cada estudiante, es posible trabajar competencias fundamentales como las matemáticas o la lecto-escritura.
Por eso, apostamos por la inclusión real, aquella que se construye desde el reconocimiento de la diversidad y desde la convicción de que todos los niños tienen derecho a aprender y a ser escuchados. Los SAAC no solo son una herramienta tecnológica o pedagógica; son un puente hacia la participación, hacia la autonomía y hacia una mejor calidad de vida para muchos niños que, hasta ahora, han sido invisibilizados.
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